Neoliberalismo y su fracaso en prescribir la educación de calidad (1988-1994)

Autores/as

  • Alejandro Martínez Jiménez

Resumen

asumimos que las reformas educativas neoliberales no han logrado la educación de calidad porque sus antecesores desde la década de 1940 conformaron un sistema educativo con la retórica misma de la unidad nacional, acoplado al régimen corporativo centralizado; su funcionalidad cual aparato ideológico de Estado sobrepasó sus expectativas, pues, desde su creación actuó en su doble vertiente Secretaría de Educación Pública (SEP)-Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) con el fin de reforzar al régimen político. Su organización centralizada y piramidal facilitó imponer la misma ideología y las prácticas educativas al mosaico cultural nacional; esa imposición funcionó como proceso hegemónico en el ascenso y culminación del crecimiento industrial; pero, al entrar en crisis y agudizarse las contradicciones reveló su naturaleza autoritaria. Jaime Torres Bodet reveló el déficit educativo en 1958, y la crisis de 1968 confirmó el laxo papel educativo en lo económico, pero, su ajuste fue rechazado; las sucesivas reformas educativas atribuían el problema al gigantismo y burocratismo de la SEP: “catástrofe” y “devastación” educativa es el primer logro neoliberal. La reforma de 1992, no obstante que descentraliza la administración de la SEP, no logró la educación de calidad. La educación homogénea, para formar adeptos, niega los objetivos constitucionales de una educación integral, democrática, para el progreso, formadora de ciudadanos creativos y críticos. La reforma de Enrique Peña Nieto (EPN), remedo de las anteriores, no tiene futuro.

Publicado

2017-12-01