El Instituto Federal Electoral y los partidos políticos

¿Un juego de suma cero?

  • Carlos A. García Villanueva
  • Noemí Luján
  • Eduardo Albarrán

Resumen

La construcción de instituciones electorales autónomas en México es resultado de un proceso de negociación política que tiene por objetivo acabar –o al menos limitar– la larga tradición de manipulación y control gubernamental del sufragio y la falta de confianza de la sociedad en las elecciones. La autonomía es un concepto relacional que se define a partir de una dimensión interna asociada con la coherencia institucional para el cumplimiento de su misión, y otra externa relacionada con su independencia respecto de los actores y grupos de poder. En el caso del Instituto Federal Electoral, la autonomía en su dimensión externa se refiere a su independencia respecto del gobierno y los partidos políticos. Las reformas electorales emprendidas a partir de su creación en 1990 han sido relativamente exitosas en relación con su autonomización del Poder Ejecutivo; sin embargo, el poder que han cobrado los partidos políticos al amparo de esas mismas reformas electorales los han convertido en una suerte de consejo de accionistas con gran capacidad de presión sobre la vida institucional. Así, las reformas electorales arrojan un resultado paradójico que es la creación de una institución responsable de la organización de elecciones con cada vez mayores facultades enfrentada a partidos convertidos en poderosas empresas electorales y dispuestas a transgredir o eludir la normatividad en función de sus intereses.

Publicado
2012-02-06